A veces me pierdo.
Me pierdo tan bien que ni siquiera yo puedo volver a encontrarme. Ni yo, ni
cualquiera. Y cuando digo cualquiera quiero decir todos, quiero decir, nadie.
Nadie me encuentra. Nadie me sabe buscar. Ni yo mismo. Me pierdo y no lo
entiendo. Tardo en volver al mundo, en encontrarle un sentido a la vida, pero la
vida no me ha encontrado a mí, y yo no debería buscarla. A veces, siento que
estoy bien cuando estoy perdido, que el lugar de mi mente en el que estoy es
bueno, que alguna vez me ayudará a aclararlo todo, a salir de ahí, a escoger el
camino adecuado para volver a encontrarme. Otras veces, me vencen las ganas de
que vengan a buscarme, me encuentren y me saquen de ahí con sonrisas y cosas
que hacen sentir bien, que te ubican por momentos, que te hacen olvidar que
hace un momento, te habías perdido. Sin embargo, eso no quita que siga perdido
y siga sin saber cómo encontrarme.